Bienvenido,
lector, a esta historia. En ella te presento a lo más preciado que tengo: mi
hija, la Niña, y al que fue su mejor amigo durante años, Azul. Pude que el
nombre te resulte raro, pero pronto lo entenderás, al igual que el título que
arriba aparece y todos los motivos que me llevaron a escribir esto.
En
primer lugar, me presentaré; me llamo Helena, tengo 41 años y vivo a las
afueras de Ciudad. Sin embargo, mi historia comienza 9 años atrás, en la
Navidad de 2023.
Por
aquella época una gran multinacional había desarrollado el juguete de moda para
regalar: Globo. Se trataba de la esfera de goma de mi niñez pero con mejoras
tecnológicas que le proporcionaban la capacidad de hablar. Además, Globo tenía
personalidad acorde con la edad de su dueño, de modo que se podía convertir en
el mejor amigo de tu hijo durante el tiempo que durara su depósito de helio.
Este depósito estaba diseñado para unos dos años, de modo que, después de ese
tiempo, Globo moría. Por descontado, se podía elegir el color de Globo, ponerle
nombre y elegir los rasgos de su cara, que se movían y resultaban tan
expresivos como un dibujo animado.
Esa
Navidad mi marido y yo decidimos comprar un Globo a nuestra hija, al que llamó
Azul, con ojos grandes y sonrisa amplia, y de 6 años mentales, por decirlo así.
Azul la acompañaba a todas partes, dormía con ella y era su compañero de
juegos, nunca se cansaba de él. Todos los niños de Ciudad tenían un Globo, y
las calles se llenaron de colores y voces agudas durante 2 años. Después, los Globos
empezaron a morir; los padres evitaban el sufrimiento de sus hijos dejándolos
escapar cuando la batería de helio se volvía de color rojo, y así los niños se
despedían de ellos cuando salían volando, en vez de verlos cerrar los ojos de
forma agónica.
Sin
embargo, algo ocurrió con Azul. Su depósito no se terminó a los dos años, y
nunca se volvió de color rojo, de modo que se convirtió en un miembro más de mi
familia. La empresa no se explicaba lo ocurrido, parecía que Azul escapaba a
toda lógica, y su mera existencia después de 2025 se transformó en noticia. Su
edad mental creció con la de mi hija, y juntos llegaron a la adolescencia
siendo más que uña y carne. Así pasaron los años y la Niña entró en el
instituto, donde comenzó a desarrollar su inteligencia, mientras que Azul
saciaba la curiosidad por entender su propia existencia en casa, con mi ayuda y
la de mi marido, tratándolo como a un hijo más deseoso de aprender.
La
inteligencia que Azul demostraba día tras día no podía ser aprovechada, ya que
no le estaba permitida la enseñanza, de modo que decidió buscar trabajo.
Lógicamente, para un ser sin brazos resultó complicado, pero finalmente lo
admitieron en una cafetería del centro comercial, transmitiendo los pedidos a
los camareros sin necesidad de apuntar. De este modo, Azul se convirtió en un
ser provechoso para la sociedad, estudiando y trabajando para sacar el máximo
partido a ese regalo que nadie entendía que poseyera: el estar vivo. Su
historia se hizo famosa, fue entrevistado y se publicaron libros
pseudocientíficos sobre su posible nacimiento y el por qué del mismo. Azul era
feliz, y mi familia con él ya que, a pesar de su popularidad, nunca se alejó de
la Niña.
Y eso
nos lleva hasta ayer, 23 de junio de 2032, cuando recibí una llamada de mi hija
que me pedía que fuera corriendo al
centro comercial. Cuando llegué ella ya estaba allí, con Azul sujeto entre los
brazos mientras a este se le escapaba el helio a través de un pequeño agujero
en su goma. Llorando, la Niña me contó que había acudido a la cafetería un
grupo de personas que estaban en contra de que un Globo trabajara, ya que no es
un ser vivo y no tiene ese derecho. "Ni ser ,ni humano", decían sus
pancartas. Enfurecida, la muchedumbre había dado una paliza a Azul y había
perforado su superficie, y ahora se estaba muriendo. De pie contemplé la escena
sin creérmelo del todo, mientras mi hija se afanaba en evitar que el helio
escapara, y con él la vida de su mejor amigo. Pero nada se pudo hacer,
lentamente Azul cerró los ojos y su goma se arrugó en una fea caricatura de lo
que una vez fue "un milagro de la ciencia", asesinado por aquellos
que no pudieron comprender del todo su existencia en un afán de volver la vida
un poco más justa.
Fotografía por Luis S. Dedicado a él por animarme siempre a la hora de escribir.
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