martes, 26 de marzo de 2013

Una mota azul de polvo - Carl Sagan



En 1990, y antes de abandonar para siempre el Sistema Solar, el Voyager 1 volvió la vista hacia la Tierra para tomar una última fotografía. Solo entonces pudimos ver la imagen más lejana de nuestro planeta, a 6000 millones de kilómetros. En ella se ve un débil punto azul, sin particular interés; pero para nosotros es diferente.
Consideremos otra vez ese punto... eso que está aquí es nuestro hogar, somos nosotros. En él están todos los que amas, todos los que conoces, todos sobre quienes has oído hablar. Todos los seres humanos que han existido vivieron aquí.
El conjunto de nuestras alegrías y sufrimientos; miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas. Cada cazador y cada presa, cada héroe y cada cobarde; cada creador y cada destructor de civilizaciones. Cada rey, cada plebeyo, cada joven pareja de enamorados, cada madre y cada padre. Niños llenos de esperanza, inventores, exploradores. Cada profesor de moral, cada político corrupto, cada superestrella, cada líder supremo. Cada santo y cada pecador de toda la historia de nuestra especie ha vivido allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de Sol.
La Tierra no es más que un pequeño grano de arena en una inmensa playa cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por cientos de generales y emperadores para lograr la gloria, y ser amos momentáneos de una fracción de un punto.
Piensa en las interminables crueldades hechas por los habitantes de una esquina de este píxel hacia los habitantes de alguna otra esquina. Sus frecuentes malentendidos, la impaciencia por matarse unos a otros, sus fervientes odios.
Nuestra imaginada y falsa ilusión de ocupar un lugar privilegiado en el Universo es desafiada por este pálido punto de luz. Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica; y en toda esta extensa oscuridad no hay ningún indicio de que nos vaya a llegar ayuda de otro sitio para salvarnos de nosotros mismos: la Tierra es el único mundo conocido capaz de albergar vida, y no existe otro lugar, al menos en un futuro cercano, al cual nuestra especie pueda migrar. ¿Visitar? Sí, ¿establecerse? Aún no... Nos guste o no, por el momento la Tierra es el lugar en el que estamos.
Se dice que la astronomía es una experiencia constructora de carácter y humildad. Quizás no haya mejor demostración de la locura de la presunción humana que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo.
Para mí recalca nuestra responsabilidad de compartir más amablemente los unos con los otros, de preservar y cuidar este punto azul pálido. 

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